miércoles, 20 de julio de 2011

Gran Vía de Colón



He visto su blog y me he animado a crear esta entrada. Perdone mi incorrección, no me he presentado, soy Edmund, de París, vivo cerca de los Campos Elíseos, mis padres son altos funcionarios de la República y he tenido la fortuna de vivir en el centro de la ciudad de las luces. Aprovecho para invitar a través de Ciego en Granada a todos los granadinos a visitar la capital francesa.
Me ha gustado mucho el reportaje que escribió el turista Bohdan, por su originalidad y sentido irónico. Si no fuera de Praga hasta diría que tiene un punto de “malafollá”. Me animo, dentro de mis menores capacidades expresivas en la lengua de Cervantes, a llamar su atención sobre la calle Gran Vía de Colón, uno de los ejes principales de la ciudad.
Concretamente quería mostrarle dos extraordinarias muestras de ceguera urbanística. Una referida a la perspectiva y otra al mobiliario urbano. Digo extraordinarias, por el impacto que me supuso su contemplación. Es un inaudito ejemplo llevado a la práctica de cómo estropear una calle bonita, hasta convertirla en vulgar.
El primer impacto al adentrarme en la citada vía desde los jardines del triunfo fue observar un horrible edificio que cerraba la calle por el otro extremo. ¡No lo podía creer! Se trataba de un monumento a la fealdad en todo el centro de Granada.




Se trata como ven de un golpe visual insólito. Para que después digan del daño que hicieron por estas tierras mis compatriotas: ganas de quejarse, cuando los mismos granadinos son capaces de destruirse a sí mismos.
Entiéndeme bien, el horror que me produjo no fue solo por el evidente mal gusto. El horror estaba reforzado por el plano de Granada que antes de salir del hostal donde me hospedaba consulté. Según este, la Gran Vía concluía en el barrio del Realejo, lugar de palacios, conventos y calles entrañables y antiguas. Esperaba ver tras el monumento de Benlluire a la reina Isabel y a Cristóbal Colón el palacio de Abrantes  o el convento de las Descalzas con la calle Pavaneras adentrándose hacia un telón incomparable para cerrar la perspectiva: Sierra Nevada.
¡Qué estupor ver el edificio innombrable! Apenas deja distinguir una estatua ante él. Una cochambre de cristal y maderas podridas que me recordaron mi estancia en una ex república soviética.
Es que hasta de cerca es horrible:

Un fondo grotesco para el monumento romántico de estilo clasicista.
Fíjese en el contraste que produce con el tipo de calles y casas de alrededor:

Esto no es modernidad, es mala idea.

Por si me hubiese confundido de calle, decidí mirar hacia atrás, pero no, estaba en la Gran Vía, aunque curiosamente, dirigiendo la visión hacia el punto de mi partida descubrí que realmente la calle en cuestión tenía una cierta belleza –tampoco hay que exagerarla- sobre todo al cerrarse la vía con el restaurado edificio que ahora es la sede de la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía:


Cierto estilo modernista de algunos de sus edificios, el ábside de la Catedral, el palacio de la Subdelegación del Gobierno, el antiguo convento de santa Paula, ahora hotel, la Iglesia del  Sagrado Corazón,y el encanto de algunas calles como Oficios o las que ascienden hacia la calle Elvira suman al embellecimiento de este espacio.
No obstante, tras recomponerme del shock del mamotreto de cristal y baldas de madera, pude darme cuenta de otra cosa que chirriaba mi perspectiva de la calle y de la que hasta ahora no había sido consciente: las farolas.
Se trata de una ristra infinita de vigas metálicas en vertical que parecen la estructura de una nave industrial a medio construir. Su geometría angulosa, y su oscuro color, quedan en perfecto contraste (es decir, sin armonía ninguan) con las delicadas y sinuosas formas del estilo modernista y neoclasicista de la vía, hacen daño a la vista y apenan el alma, pues roban el espíritu a una calle, que ya apenas si se puede intuir por detrás de esa especie de catenaria sin tren. ¿A ver quién ve las fachadas con este entramado de vigas oscuras?



Observe el contraste de líneas y tonalidades de los edificios y el de las farolas:


vea, si no


o aquí


Solo esta imagen sería para poner una denuncia:


Algún sabio vanguardista debió pensar que el maestro que realizara la preciosa reja de forja de la calle Oficios era un vulgar imitador y mejoró la vía con su obra de arte luminosa, pero a mí desde luego me llama la atención pensar que alguien vaya a visitar Granada no por la belleza de sus antigüedades , sino por la originalidad de sus farolas:



Juzgue usted mismo con estas imágenes. Sobran mis palabras en precario español.
Por cierto, que de camino aprovecho para advertir de la mugre que acumulan esas farolas, que se ve no deben tener ningún tipo de mantenimiento:





Lo curioso es que sí hay capacidad en Granada de colocar farolas bonitas en las calles que lo requieren, a tono con su entorno, véase otras que vi en Zacatín y en Reyes Católicos:



Imaginen poner al final de esta calle, donde ahora se ve la Real Chancillería, y Plaza Nueva el Albayzín y el cerro de Valparaíso, un edificio el doble de alto que el resto de los que se ven ahí, construido con cristal y madera.

También diré, en justicia, que estas farolas  no quedan del todo mal en el bulevar de la Avenida de la Constitución, si bien es cierto que es una calle bastante distinta y más moderna y que estas se encuentran bastante más espaciadas entre ellas.



Bueno, esto es todo lo que quería decir de la calle Gran Vía, la primera que vi en Granada y que quizá ha marcado negativamente mi primera impresión de la ciudad, a pesar de haber visto también cosas muy bonitas y llevarme una imagen general de una joya artística, pero en un urbanismo desastroso, que no solo no es capaz de destacar su belleza, sino que la empobrece y anula. ¡Todo un ejemplo de ceguera! Le doy la enhirabuena por su blog, cuyo título parece muy acertado.

De todas formas, recomendaré a mis amigos visitar la ciudad, sin ninguna duda, aunque advirtiéndoles de estos detalles.





miércoles, 9 de marzo de 2011

Plaza de Bibarrambla


Mi nombre es Bohdan, soy un joven de la República Checa, de Praga concretamente, una ciudad maravillosa como seguro que ya saben. El motivo por el que estoy visitando Granada, ciudad milenaria -como bien observa en la entradilla de este blog-, es su carácter distinto. Me explico: Granada es una ciudad mediterránea, en la que hay un estilo de edificios, castillos, jardines, iglesias, calles y todas esas cosas monumentales y artísticas que suelen buscar las hambrientas cámaras fotográficas de los turistas, ávidas de perspectivas, rincones y marcos impresionantes para una pose con la mochila al hombro. En fin, Andalucía, y en este caso Granada, tiene una cultura muy distinta a la mía, la de centroeuropa. Y eso hace que me resulte especialmente atractiva; eso, y su fama de cuna de poetas y artistas (no olviden que yo vengo de la tierra de Kafka y me encanta la literatura), así como su antigüedad.

Les sorprenderá que sepa tantos datos, pero uno tiene su inquietud y se documenta de los lugares que va a visitar para disfrutarlos más profundamente. Lo cierto es que el origen de Granada se remonta a la tribu ibérica de los túrdulos, una de las más civilizadas de las primeras pobladoras de la Península Ibérica. Esta tribu la fundó con el nombre de Ihverir, que más tarde los romanos llamaron Iliberis.                                                                                              
 
Posteriormente los romanos la conquistaron y convirtieron en municipio (siglos I al II a. C.), llamándola tanto por su nombre ibérico Iliberis como por el nombre latino Florentia, que según Antonio Gallego y Burín en su Guía artística e histórica de Granada «podría interpretarse por ciudad florida o fructífera».

Pues con todo y con eso, expresión que gusta ser dicha por estas tierras de la siguiente forma: “conticoneso”, pues con todo y con eso, me dispuse a realizar mi primer paseo por Granada.

Salí del hotel donde tenía reservada una habitación en la calle Recogidas y me dirigí hacia el centro. Anoto para su blog Ciego en Granada algunos aspectos de esa  ceguera a la que tan graciosamente hace referencia:
1.      Pártase de que Granada es un lugar que concentra más monumentos de primer orden histórico y artístico que la gran mayoría de ciudades de España y Europa, a pesar de las incautaciones y expolios durante la invasión napoleónica y la furia iconoclasta de la Guerra Civil. Es curioso pensar que muchas afamadas ciudades europeas como Londres, París, la misma Praga, Colonia, Viena, son mucho más modernas al haber sido sus “antigüedades” reconstruidas en tiempos más recientes tras ser arrasadas por incendios o bombardeos.

2.      Continuemos atestiguando que tiene un encanto natural que le da su posición geográfica: el buen tiempo, la intensidad de la luz y el precioso telón de fondo de Sierra Nevada (sobre todo cuando está nevada).

3.      Finalicemos concluyendo que, a pesar de todo, en su conjunto, desmerece y pierde en elegancia si la comparamos con otras localidades si bien menos agraciadas en cuanto entorno y riquezas culturales, mejor aprovechadas en el realce de sus escasos recursos.

En concreto, subo la calle Recogidas y me dispongo a desayunar un chocolate con churros en una terraza de la plaza Bibarrambla: un placer del que unos amigos que ya habían estado por aquí años antes me dijeron que no me podía privar. 

No obstante y pese a llevar mi callejero bien orientado, entro por una calle adonde se supone que está la plaza y no la veo. Lo que veo es lo siguiente:


Esto mismo.

Pensarán… pues ya está, la plaza Bibarrambla. Pero la idea de plaza que yo traía de ver otras ciudades era bien distinta, algo así como un espacio abierto entre calles, no un lugar lleno de cosas que entorpecen la vista y la perspectiva, haciéndolo más cerrado aún que una calle convencional. Lo busco en mi diccionario de bolsillo por si el concepto de plaza en España se refiere a algo distinto, y encuentro lo siguiente: “Lugar ancho y espacioso dentro de un poblado, al que suelen afluir varias calles”.
A continuación muestro otros lugares que se adaptan a este concepto:

Esta está en Sevilla:

Esta en Córdoba:



Esta en Madrid:



Esta en Roma:



Esta en París:



Y esta en Praga:



Como ven, la perspectiva de una plaza tan bonita y peculiar como Bibarrambla se ha perdido.  Intente sino sacar en una foto desde algún ángulo las dimensiones de la plaza.Yo tenía la sensación de haberme metido en un bazar. Puestos de flores, unos quioscos siempre cerrados, unos urinarios públicos, contenedores de basura, las abundantes terrazas de los restaurantes, un carrusel o tiovivo e incluso carpas de plástico blanco de no se sabe qué exposiciones, consiguen que los tres elementos decorativos y refrescantes de la plaza resulten un obstáculo más para la vista: las farolas de forja labrada, la fuente de Neptuno y los árboles (¡me encanta la cultura de los árboles de las plazas granadinas!). 

Me quedé decepcionado por tanta cochambre. Estas son las fotos que hice para mi recuerdo de la plaza que recibe su nombre de la puerta árabe por donde discurría una rambla y que ahora se conserva reconstruida en los jardines de la Alhambra:


Uno de los ángulos de la plaza contiene un cubo de basura con un trozo de pan, para que no se abra la tapa imagino, un buzón de correos, una cabina de teléfonos y una papelera convencionales, un quiosco con grafitis y una especie de marquesina para la publicidad. A tal acumulación de objetos se añade los árboles y un WC ubicado justo a la izquierda del pequeño parterre del árbol, como se ve en la siguiente imagen… y tenemos un auténtico caos en una de las plazas emblemáticas de la ciudad.
 


Nótese cómo se pierde la visión de la plaza, se impide la sensación de expansión espacial y se logra la imposibilidad de observación de las coloridas fachadas de los edificios que circundan la plaza.

El señor de la foto debe estar aconsejando a la señora del abrigo de piel que dé limosna al responsable de la aberración, pues es un ciego en Granada, porque a cualquiera que vea esto en esa ubicación le debe entrar cierto “regomello” como he oído que se dice por aquí. O sea, inquietud estética. Porque no pega; menos aún si lo que aparece a la izquierda del quiosco del fondo, eso sí, perfectamente alineados, son tres horribles contenedores de basura:


Para reafirmar mi impresión de plaza paradójica, es decir, de espacio abierto que se pretende encerrar entre calles de obstáculos diversos, hice otras fotos desde diversos puntos de Bibarrambla:


Desde un ángulo (arriba) y desde el mismo ángulo un poco más adelante, pero ya abarcando una extensión mucho más reducida del espacio disponible en la plaza (abajo):




Y por supuesto, siempre habrá espacio para el absurdo:




Un banco de piedra, perfectamente rodeado, sobre el tradicional arte de empedrado artesanal, para su inutilidad y disimulo. Sin duda alguien pensó que merecía la pena ocultar semejante vulgaridad frente a la grandeza del plástico. A mí, como turista y fatigado caminante que quiere observar mientras relajo mis piernas de la dura caminata me parecía muy atractivo reposar en tan pintoresco rincón, pero no desde luego si eso supone quebrarse un tobillo para acceder a él y resignarse a observar un cartel de propaganda o a unas personas tomando el café a través de unas ventanas de plástico.
Agradecí de veras que no hubiera carpa, como en otras ocasiones, aunque no pude ver bien la fuente de Neptuno puesto que una atracción infantil lo impedía:


Desde el otro extremo de la plaza, ídem de ídem:







Si usted ve aquí una plaza no dude en montar su chiringuito para que cuanto antes deje de parecerlo.
Pero no se dé por vencido, amigo, Granada es bonita, lo único que hay que cuidarla con mejor criterio. Pienso que en estos años se han hecho muchas cosas para mejorarla y todavía han de pasar muchos años para terminar de hacerlo.
 
Fíjense si no en la imagen aérea de la plaza y su entorno que se puede ver desde el satélite Google:
http://maps.google.es/maps?hl=es&tab=wl
Nos vemos en Praga!